martes, 6 de octubre de 2009

rio san juan

La exuberante naturaleza virgen e importantes episodios de la historia se mezclan en la región del Río San Juan de Nicaragua y lo hacen un destino realmente atractivo.

Actualmente, grandes zonas de este río que conecta el gran Lago de Nicaragua (o Cocibolca) con el Mar Caribe, son Refugios de Vida Silvestre en los que se puede apreciar con facilidad multitudes de especies de la flora y fauna tropical.

Anteriormente, esta zona fue muy ambicionada por poderosos países, fue atacada y transitada por piratas y defendida por héroes.

San Carlos: la puerta del San Juan

La principal ciudad de la zona y cabecera departamental es San Carlos, enclavada en el punto exacto del nacimiento del río desde el Lago de Nicaragua. La ciudad (cuyo origen data de 1527) es pequeña y rústica, pero cuenta con los medios necesarios para atender a los visitantes: hoteles, hospedajes, buenos restaurantes, comiderías, cibercafés. Los lugareños son gente amable y simpática. En San Carlos y todos los municipios adyacentes se puede disfrutar de los mejores pescados extraídos del lago o del río. El lugar es un paraíso para pescadores, y por ello muchos de sus pobladores se dedican a esta actividad. Además, la pesca deportiva en el río San Juan y sus afluentes atrae a apasionados de todo el mundo.

San Carlos es la principal puerta de entrada y salida para visitantes de la zona. Cuenta con un pequeño aeródromo que la conecta directamente con el aeropuerto internacional de Managua; un puerto municipal y múltiples muelles a los que llegan y salen barcos o lanchas hacia Granada y Ometepe, y pangas que viajan a los diferentes destinos de la región; también hay una terminal de buses con ruta a Managua o diferentes pueblos y ciudades del departamento.

Esta ciudad, sin embargo, no es solo un sitio de transito; también ofrece varias actividades interesantes: cuenta con un pequeño y tranquilo malecón en las costas del gran lago, que en el mes de Septiembre, durante las fiestas patrias del 14 y 15, se torna muy activo debido a la celebración de un torneo internacional de pesca deportiva; más hacia el norte, hay un mirador desde el que se observa el gran lago, el nacimiento del río, algunas islas de Solentiname y atardeceres espectaculares; en el centro de la pequeña ciudad está el Centro Cultural ‘José Coronel Urtecho’, en el que paneles interiores explican un poco de la naturaleza e historia de la región, y tres miradores ofrecen formidables vistas del entorno de San Carlos. Además, puede visitar el mercado municipal, donde encontrará una amplia variedad de frutas tropicales.

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Solentiname: archipiélago de naturaleza y arte

Hacia el Oeste, dentro del lago, se encuentra el archipiélago de Solentiname (en náhuatl Celentinametl: “lugar de descanso”), conformado por 36 islas de diversos tamaños. Este sitio es habitado por abundante naturaleza silvestre y por una comunidad laboriosa de pescadores y agricultores, que desde finales de la década de los 1960 se hizo famosa por otras actividad más artísticas y creativas: la pintura primitivista y la creación de artesanías, introducidas e impulsadas por el poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal, quien había llegado al lugar para transmitir su fé.

En orden decreciente, las islas de Mancarrón, La Venada y San Fernando son las más grandes y pobladas del archipiélago. Luego, el resto de islas son bastante pequeñas y la mayoría están inhabitadas. De estás, son muy interesantes la isla de ‘La Pajarera’, en la que se puede observar centenares de especies de aves locales o migratorias, y la isla de Mancarroncito, que posee una amplia reserva natural.

En la isla de Mancarrón hay un hotel amplio y un albergue pequeño. Aquí, se puede visitar la pequeña comunidad de artesanos, a quienes se les puede ver en sus casas tallando o pintando sus creativa piezas, que también están a la venta. Muy cera del caserío está una colina en la que hay piedras talladas con petroglifos indígenas Hacia el extremo nordeste de la isla se puede visitar un amplio humedal. Más hacia el centro de la isla está el peñón: es el punto más alto y ofrece una excelente vista panorámica del lago y el archipiélago, pero llegar hasta él requiere de una caminata de casi tres horas. Muy cerca del muelle principal de Mancarrón está la pequeña, rústica y muy bonita iglesia levantada por el padre Cardenal, y un pequeño museo que exhibe piezas precolombinas encontradas en el archipiélago.

La isla de San Fernando también posee un pequeño museo, y una Casa Cultural en la que se exponen y venden pinturas primitivistas de autores de esa isla y de la vecina isla de La Venada (los pintores solentinameños radican principalmente en esas dos islas), así como artesanías de pobladores locales o de la vecina Mancarrón (aunque las piezas son similares, el estilo en la pintura es diferente en ambas islas). En San Fernando hay dos hoteles cómodos y un albergue rústico.

El archipiélago de Solentiname se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad de San Carlos. Para llegar hasta allí se puede tomar lanchas públicas que salen de San Carlos, con precios bajos pero más de dos horas de travesía, o lanchas privadas, que tienen precios más altos pero llegan al archipiélago en aproximadamente 45 minutos.

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Las reservas de Los Guatuzos y Esperanza Verde

No muy lejos del punto de nacimiento del río San Juan, se encuentran dos reservas naturales en las que se conserva y protege la flora y fauna de la región. Una es la reserva de Los Guatuzos, ubicada en la costa sur del lago, y la otra es Esperanza Verde, que se encuentra en la rivera del río San Juan.

El refugio de vida silvestre Los Guatuzos debe su nombre a la comunidad indígena que habita la zona desde hace varias generaciones. Esta reserva, ubicada a 45 kilómetros de San Carlos, se asienta en la rivera del río Papaturro, que nace del gran lago. El lugar cuenta con un centro ecológico, un albergue comunitario y muchas actividades ecológicas ofrecidas por una empresa comunitaria, apoyada por una fundación nacional. En el refugio se puede apreciar la magnifica biodiversidad silvestre, además de un mariposario, un tortugario y un caimanario. Se ofrecen senderos terrestres, acuáticos, y uno realizado a través de un extenso puente colgante.

Hacia el Este de Los Guatuzos se ubica la reserva Esperanza Verde, que se extiende entre los ríos San Juan y río Frío. El local está a apenas 2 kilómetros de San Carlos (15 minutos por el río Frío), y cuenta con senderos interpretativos, un albergue y un restaurante. En este sitio es posible observar cientos de especies de aves y especies silvestres interesantes, como la nutria o ‘perro de agua’.

Llegar a ambos sitios es posible a través de embarcaciones públicas y privadas, que se pueden tomar desde la ciudad de San Carlos.

Sábalos y el histórico El Castillo

Viajando río abajo a través del San Juan, se llega a los dos principales pueblos de la región ribereña, ubicados a una hora de distancia el uno del otro. Estos son Sábalos y El Castillo.

Desde San Carlos toma dos horas en panga llegar hasta la zona de Boca de Sábalos, sitio donde se encuentran el río San Juan y su afluente el río Sábalos. En ese mismo punto, y sobre ambas márgenes de este segundo río, se asienta el pueblo del mismo nombre. Sábalos es una pequeño población bastante rural, pero en las cercanías cuenta con sitios interesantes como reservas privadas, fincas productivas y hasta unas poco explotadas aguas termales.

En Sábalos hay algunos albergues sencillos, pero hay también tres hoteles confortables ubicados uno en la desembocadura, y los otros dos siguiendo unos cuantos minutos río abajo sobre el San Juan.

Continuando el trayecto del río se llega al histórico pueblo de El Castillo, el cual debe su nombre a la antigua fortaleza española construida ahí durante la colonia para proteger los territorios y ciudades, deteniendo el paso de piratas e invasores. La deteriorada fortaleza, que ostenta el nombre de ‘Inmaculada Concepción de María’, fue testigo de encarnizadas batallas ganadas y perdidas. Actualmente, en su interior funciona un interesante museo histórico, y una pequeña biblioteca que tiene interesantes ediciones de biología e historia; y desde su exterior se obtiene una bella vista del río y sus alrededores, además se puede apreciar la arquitectura de este antiguo edificio militar.

Alrededor de la fortaleza se extiende el pintoresco y pequeño pueblo de El Castillo. El sitio es muy tranquilo, no posee calles sino andenes, pero cuenta con varios hoteles, hospedajes, restaurantes, comiderías, un cibercafé y un mariposario. Además, desde ahí se ofrecen diversos tours a caballo, en canoa, entre otros.

Para llegar a ambos pueblos se debe tomar las pangas con dirección a El Castillo que salen diario y varias veces al día desde San Carlos. A Sábalos es también posible llegar en buses interlocal, que se toman en la terminal de buses de San Carlos.

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La Reserva Biológica Indio Maíz

La Reserva Biológica Indio Maíz es una de las áreas naturales mejores preservadas del país. Predomina el bosque húmedo tropical y las distintas especies que se pueden encontrar en este importante refugio ecológico están presentes en importantes números.

La reserva se extiende por 3,180 km2 aproximadamente, y la mayor parte está cubierta por el denso bosque tropical. Hay también varios ríos que recorren el territorio de la reserva, y que son habitados por diversos animales tropicales como las tortugas y los cocodrilos. El bosque es hogar de una impresionantes población de animales, que incluye espectaculares ave y bellos mamíferos. Uno de los más famosos habitantes del bosque es el jaguar, sin embargo, no es muy fácil localizar a estos grandes felinos.

La reserva biológica Indio Maíz comienza a unos seis kilómetros al este del histórico pueblo de El Castillo. Su territorio se extiende justo al lado del río San Juan (ribera norte), lo que hace del viaje en bote río abajo hasta el Caribe, una travesía muy ecológica. La reserva llega hasta la costa caribeña, y su territorio, ubicado siempre al norte del San Juan, llega hasta el río Maíz (de hecho, su nombre proviene de éste y otro río localizado en la reserva, llamado Indio).

La entrada a la reserva está estrictamente limitada por el Ministerio de Recursos Naturales (MARENA), pero hay dos lugares por los que se permite la entrada autorizada al bosque. Uno de estos lugares es la esquina suroeste, a seis kilómetros navegando por el Río San Juan desde el Castillo. Aquí, en los bordes de otro río afluente llamado Bartola, se puede explorar la reserva a pie a través de diversos senderos o en bote, entrando por el río Bartola. La otra opción es entrar a la reserva vía el río Indio, localizado en la parte sureste de la zona. Desde el pequeño pueblo de San Juan del Norte se tiene acceso a este río, a partir del cual se puede comenzar a explorar la reserva. Esta región es más remota y requiere más esfuerzo llegar hasta ella, pero ofrece un área impresionante de naturaleza inexplorada. Lea más acerca de cómo visitar la Reserva Biológica Indio Maíz en nuestra Guía de Actividades.

El río Bartola, mencionado anteriormente también ofrece otra área natural que puede ser visitada. Mientras que la reserva Indio Maíz inicia su extensión al este del río, una reserva privada, Refugio Bartola, está ubicada al oeste del Bartola. La flora y fauna espectacular es similar y la zona ha sido frecuentemente utilizada por científicos para hacer investigaciones acerca del bosque húmedo tropical y su biodiversidad.

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